El testimonio de Alma Rosa Huerta, misionera mexicana

Soy la Hna. Alma Rosa Huerta, una misionera mexicana sirviendo en los Estados Unidos desde hace diez años en el ministerio de la catequesis.

Las Hermanas Misioneras Scalabrinianas acogiendo la invitación de las iglesias locales que cuentan con un gran número de migrantes han mostrado su maternidad, han acompañado y guiado diversas comunidades multiculturales. Y desde hace algunos años he sido bendecida para acompañar a la comunidad hispana presente en algunas parroquias en Chicago. Actualmente Dios me ha bendecido con la gracia de colaborar en la parroquia de Monte Carmelo, una comunidad acompañada por los Padres Scalabrinianos ya con varios años de historia. Una comunidad con diversidad cultural donde hay anglosajones, italianos, Ítalo-americanos, y bastantes hispanos en su mayoría de nacionalidad mexicana.

Junto con el equipo de catequistas coordino el programa de la educación religiosa donde ponemos todo nuestro empeño para transmitir la fe de nuestros padres y abuelos. Nos esforzamos para dar a conocer y amar a Cristo y su Iglesia. Es muy satisfactorio para mi ver muchas de estas familias inmigrantes ya establecidas desde hace años y muchas otras nuevas aquí en el área que buscan acercar a sus hijos a los sacramentos, a la fe que les fue heredada. Muchos padres de familia con dificultad los llevan el fin de semana, pues muchos de ellos trabajan largas horas de trabajo, incluso los fines de semana. La mayoría de los niños que tenemos en el catecismo ya son nacidos aquí en Estados Unidos y bilingües. Muchos de estos niños tienen muy arraigada la cultura y fe de sus padres. Y en su mayoría prefieren aprender las oraciones en español y participar de la Santa Misa en español. Así, que me siento en casa y vivo la frase de Scalabrini “Llevar donde haya migrantes el consuelo de la fe y la sonrisa de su patria”. Es bello ver las celebraciones litúrgicas llenas, las fiestas en las cuales compartimos fe, cultura, tradición. Creo que nuestra gente siente esa melancolía de su tierra, así que cuando se prepara algo y se participa juntos nos trae alegría y buenas memorias. De igual manera esta parroquia siempre busca llevar a cabo los cuatro verbos que nos invita a vivir el Papa Francisco de acoger, proteger, promover e integrar.

Para mí, como para muchos otros, Scalabrini ha sido de gran inspiración para servir a los migrantes fuera de su Patria. Admiro mucho su entrega, su donación, su servicio pastoral para con su pueblo. Era un Pastor, siempre preocupado por su rebaño. De igual manera a ejemplo de Scalabrini, siento una gran responsabilidad al acompañar a estas familias e hijos que se acercan a la parroquia. Me siento enriquecida también por todas las personas a las cuales tengo la oportunidad de servir pues me hacen crecer en todos los sentidos. Para Scalabrini, el Apóstol del Catecismo este ministerio era muy importante pues decía que a “través del apostolado de la catequesis formamos a Cristo en los fieles”. Así que también quiero agradecer a todas esas catequistas hombres y mujeres que donan su tiempo para enseñar sobre Jesús y su Iglesia, pues son quienes ponen en los niños la semillita de la fe, y que la llevan consigo hasta su adultez. Y para mí, como para ellos, es una alegría verlos realizar su Primera Comunión, ¡verlos emocionados por recibir a Cristo por primera vez!

Que Scalabrini siga siendo inspiración para seguir acompañando a los niños, hombres y mujeres en el mundo de la migración. Y que a través de él y de su obra muchos encontremos la santidad.